Cualquier persona que haya pasado una cantidad significativa de tiempo al aire libre sabe que la naturaleza resuena profundamente dentro de nosotros, sirviendo no sólo como un conducto para comprendernos a nosotros mismos, sino también para conectarnos con la comunidad y entender el mundo más amplio que nos rodea.
Es algo que los seres humanos llevamos dentro, en cada célula. Sin embargo, si hace miles de años nuestros ancestros vivían en constante comunicación con la naturaleza, plenamente adaptado a ella, hoy en día el concreto que forra las ciudades ha nublado esa conexión.
Es momento de aprender a integrarnos de nuevo a los antiquísimos ciclos de la naturaleza, recordarles a nuestros sentidos que es posible ver en la oscuridad, oler los aromas más sutiles, escuchar a las criaturas más tímidas. Aunque así no lo veamos, porqué sucede a diferentes escalas para nuestros sentidos, somos parte de una red. Una red subatómica y macrocósmica que vibra y de cierta manera es afectada con cada uno de nuestros movimientos, y viceversa. Los humanos y el medio ambiente coevolucionamos juntos. Y por eso, para entender de verdad el concepto de integralidad con la naturaleza, tenemos que librarnos del hábito de vernos como fragmentos desconectados del mundo que nos rodea. Rearmar el diálogo de tal manera que <<la naturaleza versus nosotros>> se convierta en un «nosotros dentro de la naturaleza».
Eso es lo que busca el concepto de la Educación Basada en la Naturaleza (EBN), a través de experiencias personales que crean vínculos comunitarios y generan acciones que apoyan la regeneración de los ecosistemas. Un proceso exitoso de EBN requiere de la planeación de cómo, cuándo y dónde se va a entregar información, mediante qué actividades y con qué objetivos específicos. Y requiere entender que aprender en la naturaleza y aprender sobre la naturaleza son dos dimensiones complementarias igualmente importantes que hacen de una actividad o un programa una experiencia de inmersión.
Alinear la información con las vivencias propias es una potente receta para lograr un sentido profundo de la experiencia. Es así como, por ejemplo, las impresiones al contemplar una bandada de aves migratorias al atardecer se potencian al entender los motivos de su migración. Y aunque en ese instante se extravíe de la memoria parte de la explicación del guía, seguramente el instante de silencio propuesto por el mismo será perdurable.
La EBN sucede cuando se dan experiencias asociadas a la contemplación y la reflexión in situ. Esa es la oportunidad de capitalizar momentos de aprendizaje profundo.
EDUCACIÓN SOBRE EL TURISMO DE NATURALEZA
La planeación de un programa de turismo desde la perspectiva de la EBN debe tener en cuenta que todo cuanto suceda será una oportunidad de aprendizaje: desde el esfuerzo de caminata hasta la forma y refugio de descanso en la noche, pasando por las historias que una comunidad ha tejido en torno a su territorio. La tarea del guía del patrimonio natural y cultural es interpretar y visibilizar lo que hace único al territorio.
CONSEJOS PARA EDUCAR BASÁNDOSE EN LA NATURALEZA
- Recordar siempre que el guía es acompañante y orientador del proceso de aprendizaje, no el protagonista.
- Incorporar procesos y objetivos de aprendizaje con base en los elementos patrimoniales del lugar.
- Cada momento de aprendizaje tiene un lugar y hora del día convenientes.
- La información es relevante en la medida que sea oportuna para una reflexión del visitante.
- Los momentos de aprendizaje o actividades cumplen ciclos parciales, con conclusiones puntuales.
- En un programa de EBN suceden momentos de aprendizaje tanto propiciados como casuales.
- La experiencia de un programa requiere un cierre que focalice el significado de lo aprendido.
- Es importante estar atentos a los elementos o circunstancias que despiertan interés en los visitantes.
- El aprendizaje puede ser personal o grupal, así como íntimo o compartido.
Manual ilustrado guías de turismo de naturaleza de Colombia
Vice ministerio de Turismo